
Colapsan normalistas de Teteles bulevar 5 de mayo, en Puebla
PUEBLA, Pue., 1 de septiembre de 2025.-La Fuente de San Miguel, ubicada en el Centro Histórico de Puebla, data del siglo XVIII. Durante la manifestación del 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, sufrió desprendimientos en algunas partes de su estructura, sobre todo en el tazón, que también fue grafitado, al igual que la figura de la musa que corona el monumento.
Este hecho se ha vuelto reiterativo, pues el pasado 8 de marzo de 2023 grupos feministas quemaron los ángeles que sostienen la fuente de San Miguel, además de que fue dañada a martillados. La rehabilitación por esos destrozos ascendió a los 350 mil pesos.
Para Dolores Dib Álvarez, profesora de la Facultad de Arquitectura de la UPAEP, se necesitó recuperar los pedazos que se cayeron de la fuente para poder usar el mismo material o sustituirlo por uno semejante.
“Pues desde luego son las técnicas de restauración. En este caso, pues implicarían el material original, si se puede recuperar o un material semejante, parecido al que está constituido esta cantería y luego utilizar una argamasa a base de cal y de algunos elementos que puedan hacer fijar otra vez las piedras y las lagunas que se puedan quedar, utilizando, buscando materiales que sean semejantes en color, en textura al tipo de elementos que se han destruido”, explicó la especialista para Quadratín Puebla.
En contraste con la visión patrimonial, estas acciones forman parte de lo que se conoce como iconoclasia y representa una forma simbólica de desmantelar la cultura patriarcal y visibilizar las demandas que en este caso fueron sobre la crisis de desaparecidos que enfrenta Puebla y el país.
No obstante, aunque no es un delito en el país esta práctica, cuando se altera el orden público o hay daño a terceros, esta acción podría generar sanciones. Históricamente, estas prácticas se han desarrollado en Latinoamérica desde la década de los setenta.
Desde la perspectiva de la especialista estas acciones deberían sancionarse debido al daño al monumento y al patrimonio. Asimismo, consideró relevante hacer consciencia sobre la importancia de los monumentos que forman parte de la identidad de Puebla.
“Otra cuestión importante es divulgar la riqueza del patrimonio, hacer entender a las personas que conozcan y que sepan lo que representa todo esto, no solamente físicamente, sino el reflejo de la historia, el apostado y demás. Entonces que la gente también se pueda concientizar de la riqueza que tenemos de nuestro patrimonio y que aprendan a respetarlo”, explicó.
En esta misma manifestación del 30 de agosto de 2025, también se colocaron en la Fiscalía General de Puebla de manera representativa figuras de madera de niñas con nombres de las personas desaparecidas y la fecha, así como lugar donde fueron vistas por última vez. Estas acciones fueron realizadas por el colectiva Paulina Camargo.
De esta forma, las diversas formas de manifestación han generado un choque de culturas, entre la antigua y la que se quiere construir. Pues mientras el patrimonio urbano se convierte en escenario de disputa simbólica, el trasfondo de la protesta sigue siendo el mismo: no olvidar a quienes desaparecieron y exigir justicia.
De acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado de Puebla, el 2024 fue el año con más personas desaparecidas en los últimos cuatro años con mil 931 carpetas de investigación y comparando el número de registros registrados en el primer semestre del año pasado con el actual, el 2025 pareciera que va a superarse. Esto, pues de enero a junio de 2024 había 996 carpetas y en el mismo lapso de este año hay mil 65.
En el mismo sentido, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), Puebla se ubica en la posición 11 entre los estados con mayor número de personas desaparecidas, considerando el registro de los últimos 72 años.