
CSP-1: el Estado, la economía, el bienestar y el desarrollo
Néstor Camarillo Medina, es un joven poblano que “envejeció” políticamente muy rápido; de “bebesaurio” en el PRI pasó a convertirse en “caballo de Troya” en Movimiento Ciudadano.
En 2024 había sido muy sospechosa a salida de Jorge Estefan Chidiac junto con diputados y presidentes municipales para irse a Morena; más arreglada que una pelea del “Canelo”.
El debilitamiento de la base social y la estructura del priismo poblano en las elecciones locales y federales de 2024 fue operado desde el gobierno sustituto de Sergio Céspedes.
Desde la administración del difunto gobernador Luis Miguel Barbosa, los entonces diputados locales priistas Jorge Estefan e Néstor Camarillo, eran sus aliados en la Legislatura.
La dupla legislativa tricolor ya había hecho lo propio durante el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido; Chidiac se convirtió en el súper asesor de ese gobierno interino.
A la muerte de Barbosa, mientras velaban sus restos, operaron como diputados del PRI en el Congreso del Estado el ungimiento -a puerta cerrada y celulares apagados de todos los diputados- del entonces líder del Congreso, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Para nadie fue un secreto que los diputados comandados por Jorge Estefan Chidiac y Néstor Camarillo fueron los principales aliados de Céspedes para cerrarle el paso a la viuda de Barbosa -actual diputada federal de Morena- y a Julio Huerta -entonces secretario de Gobernación- que pretendían sustituir al difunto en Casa Aguayo.
Ambos priistas siguieron operando a favor de Morena para las elecciones locales y federales para desfondar al PRI en el estado.
Una de esas manifestaciones se concretó con la última remesa enviada de priistas a Morena, con la defección del grupo de legisladores y alcaldes, algunos de ellos “ya apalabrados” con la coalición opositora PAN-PRI-PRD para ser candidatos, como ocurrió con Guadalupe Vargas, hija de Ardelio.
La dirigencia estatal del PAN y su candidato a la gubernatura, Eduardo Rivera Pérez, cayó en la trampa que le tendieron en el PRI y en Casa Aguayo.
La cúpula panista controlada por Rivera Pérez cedió la primera fórmula al Senado al PRI, en la persona de Camarillo Medina, y con la mano en la cintura el priista abandonó la campaña, porque tenía asegurado el pase a la Cámara Alta como “candidato indígena”.
La renuncia de Néstor Camarillo al PRI es lo que le faltaba en este compromiso político de fondo con la cúpula de Morena, de “altos vuelos”: para descarrilar la presencia del PRI en la mesa directiva del Senado, como una venganza contra Alejandro Moreno, por sus denuncias en el extranjero contra el gobierno de la 4T por presuntos vínculos con cárteles.
El grupo político en el poder el estado y nacional tejieron fino para sacar a Néstor como el senador 14 menos uno, para impedir el número necesario al PRI para ocupar un asiento en la mesa directiva.
Difícil no creer en la fuerza y poder de los cañonazos obregonistas que doblan cualquier voluntad política o principios ideológicos, cuando ya se la saben de a cómo… las lealtades.
Pero habrá más en esta audacia de cañería política de Néstor Camarillo; nuevamente es el “caballo de troya” para reventar la alianza electoral del PAN y MC en Puebla en las elecciones locales de 2027, esos dicen sus detractores albiazules.
Si había alguna duda de las diferencias públicas entre los entonces dirigentes del PRI, Néstor Camarillo, y del PAN, Mario Riestra Piña, de que no irían juntos de nuevo ni a la esquina en una alianza electoral, ahora imagínese la dificultad para una alianza PAN-MC en Puebla para las municipales y legislativas de 2027. Néstor Camarillo ¿está comisionado para reventarla? Se preguntan.