
Nada personal: Defección de Camarillo, un clavo más al ataúd del PRI
En las dictaduras la justicia no existe.
Lo que existe son la venganza, por un lado y la impunidad, en el extremo opuesto.
Algo parecido al supuesto apotegma juarista que dice: “para los amigos justicia y gracia; para los enemigos justicia a secas”.
Y es un “supuesto” juarista porque no existe prueba de que haya salido de las ideas del benemérito.
Sin embargo, en el México de hoy la venganza desde lo más alto del poder la vimos a la llegada de López Obrador a Palacio; venganza incluso contra quien lo inventó en la política; contra Rosario Robles, la mujer y política a la que el tabasqueño mantuvo más de tres años en prisión.
Y la impunidad también la hemos visto con toda claridad desde el 1 de diciembre de 2018 y hasta hoy. Y es que, como nunca, desde Palacio se les otorgó impunidad a las bandas criminales de todo el país, a cambio de financiar al partido oficial y a sus gobiernos.
Hoy, en el extremo de la alianza de los gobiernos de Morena con algunos de los más poderosos cárteles criminales, como el de Sinaloa, desde el gobierno se “tiende la mano” a un mafioso que había sido detenido por el gobierno norteamericano.
Sí, el mejor ejemplo de impunidad es el perdón oficial al junior, de igual nombre que el padre; Julio César Chávez; impunidad ordenada desde Palacio para proteger a los aliados mafiosos del propio gobierno federal y de no pocos gobiernos estatales y municipales.
¿Y por qué el del hijo del famoso boxeador, Julio César Chávez es el caso más escandaloso de impunidad oficial?
Poca cosa; porque la presidenta mexicana pactó la deportación a nuestro país de Chávez Jr., a cambio de concesiones inconfesables con el gobierno norteamericano.
Por eso, una vez que el presunto criminal fue deportado a México, por orden presidencial de inmediato fue enviado a un lugar seguro; bajo la protección del gobierno de Sonora, en donde el mandatario estatal, Alfonso Durazo es un aliado histórico del Cártel de Sinaloa.
Pero si aún dudan de que en la joven dictadura mexicana la justicia se hace “a contentillo” del poder presidencial, basta recordar lo que dijo la presidenta mexicana en la “mañanera” de ayer lunes, 25 de agosto del 2025.
A la pregunta a modo, sobre la liberación de Chávez Jr., y en medio de una risa sarcástica, Claudia Sheinbaum sólo dijo: “Eso fue lo que decidió el juez…”. (FIN DE LA CITA)
Sí, de risa loca, sobre todo su recordamos cuántas ocasiones AMLO y la propia Claudia cuestionaron la conducta poco o nada éticos de tal o cual juez.
Lo cierto es que desde Palacio se movieron todos los hilos para que el presunto narcotraficante, de nombre Julio César Chávez Jr., no solo fuera regresado a México, para no ser juzgado en Estados Unidos, sino para darle toda la protección del Estado mexicano.
Por eso fue enviado a Sonora, entidad en manos del “narco-gobernador” Alfonso Durazo, uno de los mayores amigos de la familia de “El Chapo” Guzmán y del Cártel de Sinaloa, organización a la que pertenece el hijo del famoso boxeador.
Pero la encomienda al gobernador sonorense fue más allá, debió ordenar que el caso de Chávez Jr., quedara en manos de un “juez amigo” quien, sin dudarlo un segundo dictaminó que el presunto narcotraficante podría llevar su proceso en libertad.
De esa manera, todo quedó en familia.
Y es que, en el México de hoy, no es ninguna novedad la alianza que existe entre el crimen organizado y la política, al extremo de que se pueden enumerar “narco-presidentes”, “narco-gobernadores”, “narco-alcaldes”, “narco-legisladores” y muy pronto veremos en acción a los “narco-jueces”.
Sí, un “hilo negro” que ayer confirmó Ismael Zambada, “El Mayo”, fundador del Cártel de Sinaloa y quien, ante un juez norteamericano no sólo se declaró culpable de distintos delitos vinculados al tráfico de estupefacientes, sino que dijo que por décadas repartió sobornos a policías, militares y políticos.
Claro, nombres de policías, militares y políticos que nunca revelará.
Al tiempo.