
Teléfono Rojo
Cambiaron la entonación militante de la Internacional Comunista en la Facultad de Físico Matemáticas de la UAP de la época del Ingeniero Luis Rivera Terrazas, a los cantos religiosos de la Iglesia Adventista con el director de la FCFM de la BUAP, Gabriel Kantún.
Es la principal universidad pública donde todavía se escuchan los ecos de los reclamos en el cumplimiento de los pliegos petitorios de estudiantes parista de la primavera.
Una institución de educación superior de contrastes donde, me confiaron, donde habrá un conciertazo de la Banda la Arrolladora, un evento multitudinario.
Estas actividades cohabitan con las actividades sustantivas de la Universidad Autónoma de Puebla, la misma que la clase política priista de la época le endilgó en el Congreso local el título de Benemérita, seguro inspirados en la Cruz Roja y no el Benemérito de las Américas.
Una universidad pujante, centenaria, del “bicentenario” del Colegio del Estado bajo el dominio del estado, que después logró el movimiento estudiantil el estatus constitucional de la autonomía universitaria.
Pero el oficialismo de la 4T añora el dominio estatal de la universidad pública cuando fue Colegio del Estado, hasta un billete de la Lotería Nacional le dedicó a la nostalgia del control estatista, rehuyendo al reconocimiento al mérito universitario para lograr su autonomía.
La principal universidad pública del estado ha evolucionado, con un crecimiento en su infraestructura con modernos espacios físicos como CU2 y la construcción de la preparatoria “Lázaro Cárdenas del Río”.
En este contexto y con estos contrastes, se emitirá en breve -de acuerdo con la Ley Orgánica- por el Consejo Universitario la convocatoria para elegir rector o rectora.
Es un hecho que la actual rectora de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez, anunciará su registro para competir por la reelección para un segundo periodo.
Cedillo Ramírez, además de su aprobación por los resultados académicos, financieros, de crecimiento en infraestructura, pasó la aduana que significó el paro estudiantil de marzo.
Las voces disidentes a la administración de la rectora se han limitado a ejercer su libre derecho a la manifestarse; denuncian presuntas irregularidades, pero no existe una sola prueba, indicio o denuncia formal ante las instancias universitarias, o en tribunales.
Esas presuntas agrupaciones estudiantiles, gremiales y académicas que se manifestaron durante el paro estudiantil de marzo, para las elecciones de renovación del Consejo Universitario no ganaron una consejería o dirección de unidad académica.
De cara a la competencia por la Rectoría de la BUAP, no veo a los universitarios del coro de la década de los setenta de la Internacional comunista postular un candidato a la Rectoría que le pueda competir votantes a la rectora Lilia Cedillo.
Tampoco será un día campo para la rectora convencer a los tres sectores de la BUAP, principalmente a los estudiantes, para lograr le refrendar el voto de la continuidad.
La campaña por la Rectoría, con un contrincante o sin él, es la oportunidad para el debate universitario en los ámbitos de la docencia, la investigación científica y la vinculación con la sociedad.
Con el prestigio centenario de la UAP y la consolidación académica y administrativa de las respectivas reformas, se emitirá la convocatoria para elegir a rector o rectora, con la puerta abierta a la reelección de Lilia Cedillo Ramírez, y para ello deberá convencer a estudiantes y maestros.