
Nada personal: La moraleja: no pierdas la cabeza por la corona española
El acuerdo oficial de Ismael El Mayo Zambada con la Fiscalía estadounidense para aceptar la culpabilidad de todo lo que le acusan --sea cierto, algunas sospechas o varias suposiciones-- puede ser uno de los puntos culminantes de la estrategia de seguridad nacional e inteligencia de EU para terminar de elaborar los expedientes de lo que en varias ocasiones y de manera oficial el presidente Donald Trump ha referido como la narcopolítica mexicana o el Estado mexicano al servicio de los narcos.
Los principales detenidos en cárceles americanas son los dos catalogados como figuras de alta potencialidad política por el manejo de la información y sobre todo el nivel de relaciones de poder que llegaron a desarrollar en la estructura criminal mexicana: el secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Calderón, Genaro García Luna, y ahora el verdadero capo di tutti i capi El Mayo Zambada.
Hasta donde se tienen datos y a pesar de haber sido abandonado por la estructura política mexicana, las especulaciones señalan que García Luna ha sabido cumplir hasta ahora con las reglas de la ley de la omertá o de silencio sin que se tengan evidencias reales o tangibles de que efectivamente hubiera operado en la protección de cárteles en México y de modo obligado hubiera tenido que dejar pistas muy concretas de esas actividades clandestinas. García Luna se forjó en la doctrina policíaca del silencio del poder, lo ayuden o no lo ayuden.
En cambio, El Mayo Zambada carece de decisión para mantener en silencio complicidades que de alguna manera tampoco eran muy secretas, si se recuerda la revelación del columnista Salvador García Soto en El Universal cuando contó una plática con el entonces candidato morenista a la gubernatura de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y ahí confesó que había pactado con los narcos su candidatura y su elección y utilizaba al Mayo Zambada para negociaciones políticas. La versión conocida señala que Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo, convenció al Mayo para negociar en nombre del gobernador Rocha Moya con el líder universitario vinculado al narcotráfico Héctor Cuén un acuerdo de paz; es decir, que el gobernador y el capo operaban la gobernanza criminal en Sinaloa, pero fue una trampa para secuestrarlo y entregarlo a EU
Lo que queda claro es lo que el propio Mayo le confesó al periodista Julio Scherer García en abril de 2010 durante una entrevista:
“Un día decido entregarme al gobierno para que me fusilen. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
¿La razón?
“El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.
Scherer escribió que, “a juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a la lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su trabajo en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, pero no se dan en esta guerra perdida”.
Para Zambada la guerra está perdida porque “el narco está en la sociedad”.
Hasta donde se tienen datos, García Luna y El Chapo no negociaron información a cambio de beneficios, pero fue obvio el acuerdo judicial de la Fiscalía americana con Ovidio Guzmán López, en tanto que a la luz de todos le redujeron cargos, restricciones y sobre todo casi una cuarentena de familiares fueron protegidos por Estados Unidos y llegaron al territorio americano con visas especiales, a pesar de la responsabilidad de Ovidio el contrabando de fentanilo que pudo acumular hasta ahora más de 200 mil adictos americanos fallecidos por sobredosis de esa droga mortal.
La información política y de relaciones de poder que maneja El Mayo Zambada podría salpicar a funcionarios y representantes de fuerzas de seguridad locales y federales en Sinaloa y sobre todo en zonas aledañas. Ovidio antes del culiacanazo y El Mayo antes de la captura de Ovidio lograron consolidar al Cártel de Sinaloa como productor de fentanilo y otras drogas y traficarlas a Estados Unidos solo con la complicidad de autoridades estatales y federales.
La información que tiene EU sobre la narcopolítica en las zonas territoriales mexicana que haces frontera con Estados Unidos --de Matamoros a Tijuana-- no se agota en lo que los capos funcionarios extraditados han confesado, sino que la CIA, la DEA, e3l FBI, la Agencia Nacional de Seguridad, los Comandos Norte y Sur y la embajada americana en México han ido acumulando al paso de los años.
Pero de todos los capos y funcionarios en prisiones de Estados Unidos, El Mayo es un lingote de oro en materia de información sobre la narcopolítica mexicana. Y solo falta por esperar el uso político y estratégico el público y privado que le dé Washington a esa información, sobre todo por las constantes referencias de que el Cártel de Sinaloa habría financiado campañas de morenistas.
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Política para dummies: la política gana quien, como aconsejaba Machiavelli, juntaba la astucia del león y la fuerza del zorro.
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